Se trata de dos ensayos contenidos en su solo libro referente a lo que en su tiempo escribió Carlos Marx sobre el genio de América que largo tiempo y extensas cuartillas de análisis ha recibido desde los años treinta cuando se descubrió el escrito original del autor de El Capital: Simón Bolivar y Ponte, aparecido en 1858 en The New American Ciclopedy.
Ines Quintero por una parte y Vladimir Acosta por otra, ambos historiadores exponen sus ideas en un país que ha decidido profundizar su democracia y llevarla a la plataforma del debate de las ideas en tiempos de revolución.
La lectura de este libro es obligada porque nos ayuda a reconocer el fenómeno que opera en ciertos sectores intelectuales dados a la tarea de argumentar con cualquier clase de instrumentos, las mentiras que desbordan los medios de comunicación privados sobre la situación política venezolana.
Resulta una vergüenza hablar de lo que en su parte Ines Quintero expresa, en su ensayo referido al texto de Marx sobre El Libertador, incluso para un común como yo que como usted espera algo más de un académico, da pena ajena criticar a una historiadora, miembro de número de la Academia de la Historia de Venezuela, que salvo horrorosas excepciones, nos ilustra la condición en que se encuentra esta honorable institución.
Resulta una vergüenza hablar de lo que en su parte Ines Quintero expresa, en su ensayo referido al texto de Marx sobre El Libertador, incluso para un común como yo que como usted espera algo más de un académico, da pena ajena criticar a una historiadora, miembro de número de la Academia de la Historia de Venezuela, que salvo horrorosas excepciones, nos ilustra la condición en que se encuentra esta honorable institución.
Siempre entendí que los historiadores no pronunciaban algún juicio sin valorar las fuentes documentales de lo que se proponían estudiar, pero además fuentes que estén evidentemente acreditadas y ciertamente certificadas para poder exponerlas públicamente y ese no es el caso en esta y en otras oportunidades que revela Ines Quintero.
Sin embargo me parece justo en esta oportunidad, y me perdonan mis amigos historiadores, que Ines Quintero ha abierto una posibilidad cierta de incluir un nuevo método para analizar la historia: El chisme histórico o la Historia chismosa o el método del chisme histórico. Se trata del mero gusto morboso de disfrutar las triquiñuelas de intrigas y malas intenciones de actores terciarios vinculados a los tiempos de Bolívar. No tengo dudas que señoras encopetadas de la oposición, las mismas de los amplios lentes oscuros, serán las primeras lectoras de estas hablillas y rumores construidos desde la patraña política.
Tampoco tengo dudas que sus fuentes le proporcionaran, como en el caso de este ensayo, suficientes murmullos, corrillos de corredores anotados en papelitos anónimos, cartas inventadas escritas con tinta sepia y en papel de arroz bronceados por el sol para añejarlos o quien sabe que ocultas mentiras para justificar ante un sector político su inclinación a la lucha contra el autoritarismo de Bolívar y los supuestos autoritarismos más actuales, según ella, que revela el Presidente Chávez.
En fin la misma honorable miembro de la Academia de la Historia termina diciéndonos o dejándonos entender que el pensamiento de Bolívar se quedó en el 1800 y que no es posible sacar ninguna enseñanza de sus ideas porque él se quedó en su tiempo y por supuesto dormido en el panteón con la muerte. De cualquier manera recomiendo leer su trabajo, así como el de Vladimir Acosta quien responsablemente desmonta con criterio profesional y doctrina metodológica científica pero sobre todo con una prosa muy humana, un discurso cuyo propósito no es analizar lo que dice Marx, sino perfilar el posicionamiento de una matriz de opinión que se desnuda en mentiras y que tiene el fin de vincular un proceso radicalmente democrático como el que vive la República Bolivariana de Venezuela con los términos de un autoritarismo político. Más allá del libro, que me parece genial, porque demuestra como ciertamente en Venezuela cada quien se puede expresar como le de la gana, incluso aquellas que descaradamente mienten e insultan el gentilicio venezolano, se trata de revelar la intensiones perversas con que operan sectores adversos al desarrollo y a la independencia del país sobre el modelo político que hoy se construye en Venezuela.
De cualquier manera gracias a Ines Quintero y a Vladimir Acosta por el esfuerzo de exponer sus ideas para que quienes somos aficionados la lectura y a la historia, para poder disfrutarlos en la hechura de nuestros propios criterios y perdonen ustedes si estas opiniones los hieren por algún costado espiritual pero quienes escriben públicamente se exponen a ello, especialmente en este país donde hay un respeto serio por la libertad de expresión y por los valores democráticos. *Editorial Alfa. Caracas Venezuela, Septiembre de 2007.
Aldemaro Barrios Romero.
aldemarobar@yahoo.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario