Esta pregunta la hacemos millones de venezolanos, especialmente cuando observamos que existe, en grupos oposicionistas, una frenética convulsión por la supuesta afectación de la autonomía universitaria.
Pero como padres y madres que tienen hijos que están incorporándose a la formación académica en las instituciones de educación superior en el país. Estas preguntas las hago pensando en conocer cierta y oportunamente que esta pasando en nuestras universidades en diversas materias que son inherentes al desarrollo del país.
¿Qué podemos esperar de las universidades? ¿Qué se ha desarrollado en materia de investigación en estas instituciones durante los últimos años? ¿Cuales y cuantos trabajos de investigación se publican para revistas indexadas nacionales e internacionales para reconocer y certificar el trabajo de nuestros investigadores? ¿Cómo y que expresan públicamente los académicos nacionales en términos de publicaciones de libros, artículos de prensa u otros foros públicos nacionales e internacionales?.
Estas entre otras preguntas permitirán saber y conocer lo que ocurre en nuestras instituciones de educación superior para valorar el tema de la autonomía universitaria, que entre otras cosas sirve para, precisamente, desarrollar áreas vitales que nutren esa condición autonómica.
Para no juzgar injustamente y calificar apriori lo que se hace en nuestras universidades, creo responsable en esta instancia expresar lo que en la opinión pública se registra en cuanto a la percepción de lo que hacen nuestros académicos en nuestras universidades.
He hecho preguntas a distintas personas de manera aleatoria, profesionales, gente vinculada al sector académico, hombres y mujeres, padres o madres, y el común denominador de lo que piensan sobre lo se hace en nuestras universidades es desalentador.
En un seminario sobre manejo de la información, recientemente realizado en la ciudad de Caracas, me atreví a hacerle una pregunta provocadora a un profesor de la Universidad Central de Venezuela y su respuesta mostró la punta de un iceberg sobre lo que podría estar ocurriendo en cuanto a la capacidad de razonamiento de un académico de renombrado prestigio en materia de comunicación en una universidad emblemática de estudios superiores en Venezuela. En el mismo seminario se reconoció públicamente que “atrasados estábamos los venezolanos” en materia de formación sobre diversas áreas del conocimiento y fue precisamente una profesora universitaria la que expreso esa opinión.
De manera que existe una percepción pública negativa sobre la situación académica en la que se encuentran nuestras universidades, del alto porcentaje de profesores contratados por alguinas autoridades universitarias vinculadas a sectores políticos de derecha y al neoliberalismos que controlan el claustro universitario, desconfigurando la condición de equilibrio y universalidad que debe privar en la universidad, quizás sea subjetivo, si, pero bastaría investigar o proponer un estudio serio sobre lo que esta ocurriendo en las universidades venezolanas en materia de investigación, de la calificación de los académicos para ocupar sus cargos catedráticos, de los estudios de postgrado o de cuarto nivel que estas instituciones efectúan, por dejar tres preguntas en un cuestionario que debería ser mucho más extenso y riguroso.
Ahora ¿Quién asume la responsabilidad de ser cierto el descalabro académico de nuestras universidades? Si las universidades públicas son autónomas y cuentan con recursos económicos para las operaciones inherentes a su condición ¿Qué se hace la inversión que el estado ha hecho a estas instituciones?.
En fin, el estado o el gobierno pero especialmente la ciudadanía , están en la obligación de exigir a las autoridades que administran las universidades la justificación de la inversión que se hace en las casas de estudios y el debido planeamiento de sus actividades correspondidas con el desarrollo del país y con la necesidades fundamentales de la sociedad. Por ello la autonomía debe entenderse como un medio para cumplir con el rol social que como misión tienen la universidad y no imbricar las universidades sobre la sociedad actuando como un ente aislado y divorciado de los grandes problemas que la república tiene que afrontar en correspondencia con su obligación social, de concernir a las necesidades de los ciudadanos y ciudadanas que habitan el territorio nacional y en consecuencia con los más grandes y nobles propósitos de la humanidad.
Aldemaro Barrios Romero.
Pero como padres y madres que tienen hijos que están incorporándose a la formación académica en las instituciones de educación superior en el país. Estas preguntas las hago pensando en conocer cierta y oportunamente que esta pasando en nuestras universidades en diversas materias que son inherentes al desarrollo del país.
¿Qué podemos esperar de las universidades? ¿Qué se ha desarrollado en materia de investigación en estas instituciones durante los últimos años? ¿Cuales y cuantos trabajos de investigación se publican para revistas indexadas nacionales e internacionales para reconocer y certificar el trabajo de nuestros investigadores? ¿Cómo y que expresan públicamente los académicos nacionales en términos de publicaciones de libros, artículos de prensa u otros foros públicos nacionales e internacionales?.
Estas entre otras preguntas permitirán saber y conocer lo que ocurre en nuestras instituciones de educación superior para valorar el tema de la autonomía universitaria, que entre otras cosas sirve para, precisamente, desarrollar áreas vitales que nutren esa condición autonómica.
Para no juzgar injustamente y calificar apriori lo que se hace en nuestras universidades, creo responsable en esta instancia expresar lo que en la opinión pública se registra en cuanto a la percepción de lo que hacen nuestros académicos en nuestras universidades.
He hecho preguntas a distintas personas de manera aleatoria, profesionales, gente vinculada al sector académico, hombres y mujeres, padres o madres, y el común denominador de lo que piensan sobre lo se hace en nuestras universidades es desalentador.
En un seminario sobre manejo de la información, recientemente realizado en la ciudad de Caracas, me atreví a hacerle una pregunta provocadora a un profesor de la Universidad Central de Venezuela y su respuesta mostró la punta de un iceberg sobre lo que podría estar ocurriendo en cuanto a la capacidad de razonamiento de un académico de renombrado prestigio en materia de comunicación en una universidad emblemática de estudios superiores en Venezuela. En el mismo seminario se reconoció públicamente que “atrasados estábamos los venezolanos” en materia de formación sobre diversas áreas del conocimiento y fue precisamente una profesora universitaria la que expreso esa opinión.
De manera que existe una percepción pública negativa sobre la situación académica en la que se encuentran nuestras universidades, del alto porcentaje de profesores contratados por alguinas autoridades universitarias vinculadas a sectores políticos de derecha y al neoliberalismos que controlan el claustro universitario, desconfigurando la condición de equilibrio y universalidad que debe privar en la universidad, quizás sea subjetivo, si, pero bastaría investigar o proponer un estudio serio sobre lo que esta ocurriendo en las universidades venezolanas en materia de investigación, de la calificación de los académicos para ocupar sus cargos catedráticos, de los estudios de postgrado o de cuarto nivel que estas instituciones efectúan, por dejar tres preguntas en un cuestionario que debería ser mucho más extenso y riguroso.
Ahora ¿Quién asume la responsabilidad de ser cierto el descalabro académico de nuestras universidades? Si las universidades públicas son autónomas y cuentan con recursos económicos para las operaciones inherentes a su condición ¿Qué se hace la inversión que el estado ha hecho a estas instituciones?.
En fin, el estado o el gobierno pero especialmente la ciudadanía , están en la obligación de exigir a las autoridades que administran las universidades la justificación de la inversión que se hace en las casas de estudios y el debido planeamiento de sus actividades correspondidas con el desarrollo del país y con la necesidades fundamentales de la sociedad. Por ello la autonomía debe entenderse como un medio para cumplir con el rol social que como misión tienen la universidad y no imbricar las universidades sobre la sociedad actuando como un ente aislado y divorciado de los grandes problemas que la república tiene que afrontar en correspondencia con su obligación social, de concernir a las necesidades de los ciudadanos y ciudadanas que habitan el territorio nacional y en consecuencia con los más grandes y nobles propósitos de la humanidad.
Aldemaro Barrios Romero.
1 comentario:
Gracias a dios existe la Autonomia Universitaria, la misma deberia ser extendida a las demas universidades centralizadas por el estado. En estas los riesgos de manipulacion de contenidos e ideologización son altamente conocidos dada la dependencia de los fondos oficiales y aun mas de sus autoridades oficiales.
La gente desea que exista una mayor inversión por parte del estdo en sus universidades y que se logren recursos suficientes para la investigacion. En otros paises existe las donaciones y cesión de fondos para estas actividades, pero no para manipularlas sino para lograr el alto perfil academico que se exige necesario y competir en calificación profesional en el mundo. De ejemplo tenemos Fundayacucho que esta otorgando becas pero solo para estudiar en Cuba, donde si hay investigación pero dado el atraso tecnológico de los pobres cubanos se explican por si solos los resultados de las mismas que se aparejan a los alcanzados por muchos paises en la decada de los 70-80. El gobierno actual ha tecnificado enormemente al pais y es su responsabilidad sin embargo los fondos que se gasta en campaña en el extranjero comprando apoyos y adeptos a una revolucion inexistente es de alli estimado amigo donde usted podria encontar respuesta a su inquietud sobre ¿que estan haciendo las universidades?
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